Este es un artículo escrito por Carol García del Busto, creativa especialista en branding y colaboradora de Eva Bernabé. Hoy viene a hablarnos sobre diseño de etiquetas de vino y el proceso estratégico que hay detrás de toda buena etiqueta.
El diseño de etiquetas de vino es uno de los elementos de comunicación más importantes para el vino y para tu bodega.
De hecho, un buen diseño de la etiqueta de tus vinos puede generar un aumento importante de tus ventas e incluso puede suponer un antes y un después en tu negocio si te permite destacar y posicionar tus vinos en el segmento adecuado y subir tus precios porque consigue reflejar la calidad, singularidad y alma de tus vinos.
Sin embargo, por experiencia sabes que conseguir esto no es fácil. Pero sobre todo, no es casual ni es solo cuestión de ingenio y creatividad.
Una buena etiqueta de vinos lleva detrás un proceso de trabajo muy estratégico que nos llevará a desarrollar la creatividad con criterio y coherencia de forma que la etiqueta te ayude a conseguir los objetivos que persigues.
Pues bien, Eva me ha pedido que te cuente de forma cercana y transparente cómo se diseña una buena etiqueta de vino paso a paso. Así que, te voy a contar de primera mano qué proceso de trabajo sigo yo.
Diseño de etiquetas de vino
1# Empezamos por la raíz:
Lo primero que conviene tener en cuenta al diseñar una etiqueta de vino son una serie de consideraciones de marketing muy valiosas para comunicar de forma acorde a la filosofía de la bodega y de la marca de vino que se representa.
Por ello, empezaremos con una estrategia de marca que englobe aspectos como:
- El objetivo detrás del diseño de etiquetas de vino: Al diseñar una nueva etiqueta de vino puede que busquemos dar a conocer una submarca especial, o por el contrario puede ser con la intención de hacer marca global, de fortalecer la marca de la bodega. Puede existir también la intención de otorgarle un nuevo posicionamiento a una marca ya existente, o bien rediseñar una etiqueta que ha quedado obsoleta. Como ves, los motivos pueden ser distintos y por tanto el objetivo también lo será.
- La esencia de la marca tiene que estar presente. Toda bodega cuenta con unos valores, una personalidad y una esencia bien diferenciadas, o convendría que fuera así. Pues esos aspectos han de mostrarse de una forma u otra en el diseño de la etiqueta del vino, formando parte de una coherencia global.
- El target, es decir, el público objetivo de ese vino, el consumidor que se acercará a esa marca en el supermercado, en el colmado especializado en vinos, en el restaurante, en la tienda online…
- La propuesta única de valor, o lo que es lo mismo, lo que hace diferente a una marca de vino y se convierte en su punto de mayor interés. Una buena etiqueta de vino no puede olvidar este aspecto.
- El posicionamiento de la bodega, incluso del vino en cuestión, también será importante, pues servirá como punto de partida para idear el estilo creativo que posteriormente se desarrollará con el diseño gráfico. Se trata de definir el lugar que ocupa nuestra marca en la mente de los consumidores, en relación a su competencia.
- El coste de ese vino para el consumidor, que vendrá marcado por una estrategia de precios resultado del análisis del mercado.
- El portafolio de vinos de esa bodega, las submarcas si las hay, las gamas y demás variantes. Tendremos que conocerlos muy bien para crear un trabajo efectivo.
- La competencia debe ser estudiada para conocer el entorno en el que nuestra etiqueta se mostrará y también los movimientos del mercado. En ese estudio observaremos el contexto nacional y el internacional, poniendo énfasis en las zonas en la que nuestro vino se distribuya.
2# El momento de crear
En el diseño de etiquetas de vino, explorar los aspectos estratégicos nos permite poner en marcha la maquinaria creativa con criterio.
Son muchos los detalles a tener en cuenta en el diseño de etiquetas de vino, veamos los más destacados:
- Los territorios de marca: son los espacios intangibles en los que la marca se podría desenvolver con éxito en función de sus valores y su personalidad. Todo proceso creativo de marcas de gran consumo empieza con este análisis, y esto facilita la tarea en los pasos posteriores.
- Los conceptos creativos: el diseño de una etiqueta de vino empezará con unos conceptos o ejes que deben respetar la estrategia planteada previamente. Habrá que tener en cuenta todos los aspectos del briefing, especialmente los relativos al posicionamiento y la esencia de la marca.
- El poder del naming: el nombre de un vino va a tener que ser original para diferenciarse de la enorme competencia con la que cuenta. Se tendrá que trabajar desde la buena legibilidad, fácil comprensión, fonética adecuada en todos los países donde se venda, viabilidad y registro legal. A partir de ahí, cada proyecto es único y podemos encontrarnos nombres tradicionales, innovadores, pero también nombres la mar de extravagantes. Algunos ejemplos creativos provenientes de la bodega vallisoletana Siete pasos, la vasca Gil Berzal y la murciana Casa Rojo.
- El imaginario visual: es importante crear un estilo bien definido y con elementos comunes que permitan relacionar esa marca de vino con un universo específico creado a propósito para ella.
- El tipo de botella, su forma y su color: estos tres elementos nos condicionarán a la hora de diseñar la etiqueta de vino, pues diferentes formas suponen también distintos espacios de trabajo y tamaños. Por ejemplo, la botella bordelesa puede soportar una etiqueta de mayor tamaño que la botella tipo borgoña, la cual presenta una forma bastante estilizada que, al igual que las botellas de espumosos, tienen un diseño de hombros caídos que afecta al área de trabajo de la que dispondremos para diseñar la etiqueta. También tendremos que tener en cuenta el color del vidrio. No será lo mismo en el conjunto visual una botella color verdoso claro que una muy oscura casi negra.
- El packaging al completo: el diseño de un vino no se queda en la etiqueta, sino que se tienen en consideración todos los elementos de packaging de ese producto. Estamos hablado de la etiqueta principal, la etiqueta inferior si procede, la contraetiqueta, el collarín, la cápsula y el sello. Dependiendo del proyecto, el diseño también incluirá la caja o el envoltorio de la botella.
¿Te gustaría contar con una marca de vino reconocida? En mi masterclass gratuita ‘Cómo crear una marca de vino reconocida’ te explico los pasos que debes seguir para trabajar bien tu marca y desarrollar una estrategia de branding

¿Te gustaría contar con una marca de vino reconocida? En mi masterclass gratuita ‘Cómo crear una marca de vino reconocida’ te explico los pasos que debes seguir para trabajar bien tu marca y desarrollar una estrategia de branding
- Los materiales: las etiquetas de vinos suelen ser de papel (aunque las hay de silicona como el caso de Hold and Hollo), y ese papel puede ser de muchos tipos. Al diseñar, elegimos la textura y el color en función de nuestro concepto creativo, sin olvidar aspectos técnicos y funcionales como el gramaje del papel y el tipo de adhesivo. En este punto tenemos una gran oportunidad para pensar y actuar de forma sostenible, desde los materiales utilizados para las etiquetas y las cajas, pasando por el tipo de impresión e incluso teniendo en cuenta el tipo de corcho que cierra la botella.
- El espacio limitado: y es que cuando se trata de vinos, el diseñador cuenta con un espacio de trabajo algo reducido, especialmente en la contraetiqueta, que debe mostrar una serie de información obligatoria y hay que encontrar la forma de encajarla de forma legible y estética. Algunos diseños aprovechan muy bien el espacio de forma que además de informar, hay lugar para soñar. Son las etiquetas que nos cuentan una historia, una filosofía de marca o una anécdota. Es una pena desaprovechar esta superficie, por pequeña que sea, pues el consumidor la tiene muy en cuenta.
- Las técnicas creativas: el diseño gráfico viene muchas veces respaldado con elementos gráficos muy personales como la fotografía, la ilustración o la tipografía. Esto corresponde al concepto creativo en el que se apoya y ayuda a mostrar la personalidad de una marca de forma fácilmente recordable por el consumidor.
- Los acabados técnicos: son los últimos en intervenir, pero se deben pensar desde el inicio del proyecto. Algunos acabados propios de las etiquetas de vino son el relieve, el barniz uvi, los troqueles con formas o agujeros, la estampación, etc. Algunas marcas de vino incluso se saltan el papel y apuestan por decorar la botella directamente sobre el vidrio (vino Cachirulo de Vinos Torcal).
- Los requerimientos legales: son los aspectos reglamentarios que toda etiqueta de vino debe cumplir por tratarse de un producto de consumo. Están contemplados en el BOE y son de obligatorio cumplimiento. El profesional que diseña la etiqueta debe conocer esa normativa y aplicarla con sumo cuidado. Debe estar presente la información legal requerida para comercializar ese vino, las advertencias gubernamentales oportunas y la referencia al viñedo. Posteriormente serán validados por los organismos públicos o denominaciones de origen responsables. Algunas de estas informaciones son la categoría del vino, el volumen del producto, el nombre y los datos del productor, la graduación alcohólica y el país de origen.
Beneficios de invertir en un diseño de etiquetas de vino profesional
Llegado a este punto, me gustaría concretar los beneficios derivados de un trabajo de creatividad estratégica aplicada al diseño de etiquetas de vino. Son los siguientes:
- Posicionamiento de tu marca de vinos en el mercado: el beneficio más evidente, pero no el único ni el más interesante. Un diseño trabajado de forma estratégica nos permitirá conseguir que la audiencia perciba a ese vino de la manera que nos interesa, situándolo en el mercado de la forma en que nos conviene, y no otra.
- Conexión con el consumidor de vino: es el gran objetivo de las marcas y se consigue con la estrategia caminando de la mano de la creatividad. Conectar con el consumidor mediante la gráfica y llegar a emocionarle es el primer paso para conseguir ventas. Si le sumamos una experiencia de uso, la conexión está asegurada.
- Recuerdo de la marca de vino: un buen diseño de etiqueta de vino es capaz de ser recordado y, como consecuencia, será buscado en el supermercado o pedido en el restaurante. El siguiente paso natural es la fidelización.
- Ventas: el fruto de todo el trabajo se verá en las ventas del vino. Un packaging trabajado bajo criterios estratégicos, creativos y sostenibles repercute directamente en el aumento de las ventas.
Como ves, la creación de una etiqueta de vino es un trabajo de lo más apasionante y también tremendamente especializado, por lo que debe ponerse en manos de profesionales del diseño.

Artículo escrito por Carol García del Busto, creativa especialista en Branding y Packaging Estratégicos. Con más de 20 años de trayectoria profesional está especialmente interesada en dedicar su creatividad a impulsar proyectos con valores y generar impacto positivo en el mundo.